Muerte - Pozo Cañada

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jueves, 8 de marzo de 2018

Muerte

Fotografía: Del grupo Torralba de Calatrava


EL ÚLTIMO ADIÓS
Cuando la vida se nos antoja triste y vacía, y llega el momento del adiós, el último, el para siempre. Ese momento que nos iguala a todos ante la pérdida de un ser querido, que nos rebela, que nos enfrenta a una realidad que intentamos evitar. La cara y cruz de la vida…Ese momento donde pasan de forma sistemática en nuestra mente aquellos momentos compartidos, aquellas miradas, aquellos recuerdos….Recuerdos que van acompañándonos a lo largo de nuestra existencia, dejando posos de nuestra presencia, en todos y cada uno de los que compartieron con nosotros el camino de nuestra vida. Nuestros padres, la familía, los compañeros de colegio. Aquel tendero que tenía una pequeña tienda, un colmado, donde nuestra abuela compraba aquel escabeche….El primer amor, el primer desengaño…Idas y venidas, gentes que de alguna manera u otra influyeron en nuestra forma de ser y pensar. Cuántas pérdidas nos acompañan durante el trayecto, y cada cual de una manera más intensa o menos, nos hace detener en esas despedidas el tiempo, un tiempo que nos parece infinito, y que sin embargo se nos parece ir para siempre..
Paisajes sentimentales que desaparecen fisicamente para siempre, haciéndonos gritar de dolor, para con el tiempo acostumbrarnos a unas ausencias presentes en nuestra mente . Y seguir por el camino, sin pausa, con nuestros suspiros,con nuestros lamentos, apoyándonos en los que quedan, para seguir la trayectoria hasta que nosotros seamos un último adiós…

Autora Texto: Rosa Delgado


La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos. A. Machado


LA MUERTE

• Dios nos libre del "día de las alabanzas". Era muy normal, guardar el traje del día de la boda para la mortaja, el muerto era amortajado con el mismo traje de su boda, de ahí, que se dijera que el muerto "parece un novio". 
El cadáver era velado en su propia casa, y para evitar que se deformara, se le solía poner en la boca del pantalón algo de acero, y los pies se los ataban, le tapaban la boca y las narices con algodones, los ojos se cerraban bien, sin necesidad de ponerles una moneda.
 Cuando al moribundo se le administraba la extrema unción, se tocaba la campanilla, "tocan el óleo "se decía, cuando se iba por la calle y se iba tocando la campanilla, la gente se arrodillaba, y los que por allí pasaban, se arrodillaban o se descubrían. 
Se daban casos de hacer las últimas voluntades en el lecho de muerte, bien en presencia del cura, del juez o del alcalde.
Nada más morir, se avisaba al carpintero, para que tomara medidas para hacer el ataúd, con lo que el finado permanecía casi mediodía en el suelo, hasta que traían la caja, que solía ser de madera forrada de tela muy pobremente decorada. 
Se lloraba más a los jóvenes, que a los viejos, ya se sabe "los viejos son mal del codo que duele mucho pero se pasa pronto". 
El pésame se daba en la casa, antes o después del entierro, las mujeres no iban al cementerio, se quedaban en casa.
En ocasiones, solía fotografiarse al féretro. Durante el entierro había "paradas", y en cada una de ellas, se depositaba la caja en una mesa, que se preparaba a tal efecto, después el séquito continuaba el recorrido.
• Cuando el que moría era un chiquillo pequeño, las campanas sonaban de manera distinta, era "repicar". El luto duraba, ¡uuff! depende, aquí ha habido gente que toda la vida ha seguido de luto, pero lo normal era que la cosa oscilara entre 2 ó 3 años. 
Si el difunto era una persona mayor, el luto se guardaba menos tiempo, por el contrario, si a una madre se le moría el hijo, entonces..., la cosa podía durar bastante. 
No se pasaba directamente del negro al "colorao", había lo que se llamaba "el medioluto", un percal con pintillas de lunares que se solían llevar 2 ó 3 meses, luego ya, poquito a poco, la gente ya se iba cambiando las ropas, hasta llegar a ponerse de color, el proceso era gradual, escalonado.
• Antaño, los difuntos no entraban en la iglesia, desde la casa los conducían directamente al cementerio, y al día siguiente se les decía una misa, aunque eso sí, antes del entierro se les hacía un responso en la capilla del cementerio. 
En esos días tristes de la pérdida de algún ser querido, en la casa del difunto se ponía algún tentempié, algún piscolabis, aportado para la ocasión por algún vecino o por un allegado a la familia del difunto. 
Los hombres acompañaban el féretro hasta el cementerio, mientras las mujeres, permanecían en la casa, al finalizar el entierro se volvía a la casa, y entonces se hacía el rezo, y allí se despedía el duelo. (Se decía: Te acompaño en el sentimiento).
• A las mujeres solteras se las enterraba en una caja blanca, lo mismo sucedía con los chiquillos pequeños, parece que eso era símbolo de pureza. 
Y como ya se sabe si la viuda que quedaba era joven..."deja la viuda con dinero, que no faltará quien le tape el agujero". 
Entonces, las viudas se casaban antes porque no había seguridad social como ahora, y había que formar progenie. 
Así pues, era muy normal "empezar a casar a la viuda.


Entierros, lutos y cementerios

No tenemos muy lejana la imagen del luto, es decir, de la ropa negra, ya que aún persiste la tradición, salvo con la diferencia de que antes se mantenía el luto durante más años que ahora. Incluso antes, los hombres en estas circunstancias, se ponían la camisa y el pantalón también negros, bien fuesen éstos de pana o de género. También los hombres podían mostrar su dolor mediante un brazalete en la manga izquierda, un pico de la solapa o un botón en la chaqueta, por supuesto de color negro.
La duración del luto iba desde tres meses para los primos hasta dos años para parientes más cercanos, y se pasaba del luto riguroso al aliviado –con algún cuello blanco- y después al medioluto, con ropas de color violeta o gris, medias de un color que se llamaba torcaza o humo, y algunas telas con pequeños motivos en blanco sobre negro.
La tradición era tan extrema que incluso abarcaba a las novias que se iban a casar, luciendo éstas el día de su boda un vestido negro si estaban de luto, con la única salvedad del velo que sí que era blanco.
Por lo que respecta al velatorio, los más cercanos al difunto, la noche del mismo, obsequiaban a la familia de éste con chocolate, tortas o bizcochos, para que la vela fuese más llevadera.
Los entierros varían mucho de una localidad a otra aunque por tradición, pasada la misa, el pésame se daba en el exterior de la iglesia o en el exterior de la casa (después de la inhumación del cuerpo), pasando primeramente los hombres y una vez que terminaban éstos, lo hacían las mujeres.
Finalmente todo concluía con el entierro, el posterior rosario en casa del difunto y el reparto de esquelas mortuorias a los más allegados. En estas esquelas podía figurar la foto o no del difunto, la fecha de nacimiento y muerte, y una oración o responso para ser rezada por el alma del muerto.
Pasado ya un año se celebraba la tradicional misa de cabo de año, en la que si también se quería se volvían a repetir las condolencias a los familiares.
¿Quién escuchando el tañer de campanas podría decir su significado?. Creo que muy poca gente.
Y es algo que siempre me ha causado mucha curiosidad, y he decidido aprender algo sobre ello.

Nosotros para informarnos de lo que sucede en nuestro entorno echamos mano de tantos medios que casi resulta imposible no enterarse de nada, aunque no lo es. Si me voy a los años cuarenta, en España, estaba la prensa y la radio, luego vino la televisión. Anterior a eso, algunas gacetillas, pero y cuando ni siquiera había eso, ¿Como se enteraban?. Pues con el tañer de las campanas.
El tañer de las campanas eran el reloj de mano de nuestros abuelos, por el toque sabían en que hora vivían. Las campanas eran el sistema de alarma cuando había un peligro. Las campanas eran el despertador y su toque ponía fin al día. Reunían a los vecinos a las asambleas y anunciaba las fiestas. Como veis todo un sistema de comunicación a distancia sin cables.
Como todo sistema de comunicación tiene un código, tantos toques es esto, a tal velocidad es aquello, si va más lento lo otro. Este lenguaje era aprendido por los niños desde pequeños.

Explicar cuales son los toques de campanas es algo difícil de hacer por escrito. Veamos, primero hay que diferenciar entre los sones que corresponden a las autoridades religiosas y los toques que eran responsabilidad de la autoridad civil.
  • Había toques a la oración. Primero para los mojes en los monasterios de la edad media y luego en las parroquias mascaban el tiempo. El inicio del día, su mitad y su fin.
  • Había toques civiles. Eran responsabilidad del concejo. avisaban a fuego, a perdidos, a agrupación de ganados comunales, al propio concejo, invasión, llegada del señor, etc.
  • Toques para misa o días festivos. Todo un calendario laboral con los días festivos a lo largo del año.
  • Toques de difuntos. Avisan de la pérdida de un miembro de la comunidad e incluso podía saberse si era hombre, mujer o niño, en algunos lugares también se señalaba la clase social. como las revistas del corazón. Toque de difuntos, también conocido como “Clamor” que avisaba del fallecimiento de algún vecino. Era un toque lento, en el que participaban dos campanas distintas y que todavía hoy sobrecoge cuando suena. Al final del mismo nos daba la clave: si el finado era hombre se daban  dos toques separados, y tres si la fallecida era una mujer. Mientras el cadáver era conducido al cementerio las campanas tocaban a duelo, durante todo el recorrido.
  • Toques de protección contra las tormentas. Se realizaban toques para evitar que las tormentas llegaran con fuerza o evitar su presencia. Hoy tenemos las alarmas por colores.
  • Toques extraordinarios. Cuando iba un obispo de forma pública a una iglesia, cuando llegaba el rey o el emperador. Nunca para el señor temporal. Si se celebraba en la ciudad un Sínodo diocesano, estaban obligadas a tocar todas las campanas la víspera. Otros toques. Estos estaban en función de las distintas costumbres de los lugares disponiendo cada uno de su propios sones específicos.
  • Había también momentos en los que las campanas tenían que callar. Desde el Jueves Santo hasta el Sábado Santo. También cuando las ciudades quedaban castigadas sin entierros eclesiales o culto por haber quedado en entredicho. A esto se le llamaba “tiempo de entredicho”. A veces una campana tañía para recordar a la población la desgracia en que había caído.

Cada uno de lo tañidos de campana recibía un nombre, amplio vocabulario para diferenciar los sones.
  • A rebato: Es un toque general y desorganizado que avisa de algún peligro grave.
  • Angelus: Se mantiene hoy. La versión más extendida consiste en tres golpes de campanas más un grupo final de 9, 12 0 33 golpes. Se tocaba a la 6 de la mañana, a las 12 y a las 6 de la tarde. Su origen se remonta al siglo XIII con la pretensión de recordar el momento de la Anunciación de María.
  • Animas: Se ejecutaba a la puesta del sol. Es un momento de oración, en especial por las almas del purgatorio. Un modo de no olvidar a los fallecidos que pudieran necesitar de la ayuda de los vivos para acceder al reino de los cielos.
  • Clamor: Un toque pausado realizado la noche de ánimas en la antiguedad.
  • Concejo: Se ejecutaba desde la campana del concejo, con un sonido característico y diferenciable.
  • Difuntos: En muchos casos se ejecutaba durante el camino hacia el cementerio.
  • Queda: Realizado por una sola campana, marca el final del día y el cierre de las puertas.
  • Repique: Toque alegre a ritmo vivo propio de los díal festivos. Señala el comienzo de los oficios.
  • Nublo: En tiempos próximos a la recogida de los productos del campo y existe peligro de tormenta los vecinos pedían se realizara este toque con el fin de ahuyentar y dispersar las nubes antes de que descargen el temido granizo.
  • Visperas: Un toque para llamar a los oficios el día de la víspera de las Fiestas Mayores de la Iglesia.
Por ejemplo, algunos sones en el siglo XVI que han desaparecido por circunstancias evidentes son.
  • Para abrir y cerrar las puertas de la ciudad.
  • El toque que indicaba el comienzo y el final de la jornada. Tenían prohibido trabajar con poca iluminación, bueno creo que lo que realmente prohibian es que hubiera movimientos fuera para poder identificar la llegada de extraños, amigos o enemigos.
  • Había un toque que prohibía andar por las calles sin antorcha.
Toda una batería de medidas de seguridad; nos demuestran el mundo peligroso en que vivía esta gente.


Las campanas tienen su nombre inscrito
  • Laudo Dem verum, alabo al Dios verdadero
  • Satan fugo, hago huir al demonio.
  • Nimbus fugo, hago huir a las nubes
  • Fulmina frango, quebranto los rayos
  • Sabbata pango, celebro con cantos los sábados.
  • Excito lentos, excito a los perezosos.
  • Dissipo ventos, disipo las tempestades.
  • Paco cruentos, apaciguo disputas sangrientas.
  • Populum voco, llamo al pueblo.
  • Defunstos ploro, lloro a los muertos.
  • Festa decoro, decoro las fiestas.







FUENTES:

Minglanillavida, tradición y costumbreAutores: Javier Cuéllar Tórtola, Pedro Pardo Domingo

  • Editores: Minglanilla : Centro de Estudios de La Manchuela, 1998
http://www.madridejos.net/tradiciones/lutos.htm
www.campanasquintana.
www.aragob.es/…/tesiscampanas/.htm
https://www.facebook.com/laalacenadedonquixote/photos/a.1191898097502351/9194940133864734/

LA ALACENA DE DON QUIXOTE























©Pedro Pablo Romero Soriano RS

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